REFLEXIONES

EDUARDO MEDRANO

Mi pintura se mueve entre la figuración y la abstracción.

En la figura humana se van asociando tanto el pudor como la provocación; la singularidad como la generalidad de la especie. Desde las más remotas manifestaciones artísticas que se conocen vemos representaciones de desnudos porque el cuerpo está sujeto a múltiples connotaciones y cuando se convierten en imágenes artísticas esas asociaciones se potencian tanto simbólica como estéticamente.

La abstracción es la separación mental de las cualidades de una cosa y de su realidad física y prescinde por completo del objeto y de la figura. Dado que la naturaleza del arte esta en la abstracción, es lógico proseguir abstrayendo sin temor hasta su fin y abrir la mente inconscientemente para que la verdad emerja.

El color encuentra en la abstracción un buen aliado puede funcionar de una manera autónoma y pura sin someterse a los condicionantes de las imágenes.

La belleza de las cosas está en el espíritu del que las contempla, hay que provocar una respuesta emocional, una obra de arte tiene que ser reflejo de tus sentimientos y sorprender al espectador, si no es así, no merece la pena.

Uno debe de vez en cuando intentar cosas que están más allá de su capacidad. De lo bueno se disfruta y de lo malo se aprende y eso es siempre un buen aliciente y una gran motivación. Un título a un cuadro dificultaría una interpretación libre.

Mi obra se nutre de estilos e influencias diversas que reconozco, sin reservas que el impresionismo, el cubismo, la abstracción geométrica y el expresionismo han influido decisivamente en mi trayectoria; pero no soy gregario de ninguna de ellas. Procuro respirar por mi mismo y ser solo, para ser muchos y a la vez independiente, distinto y distante. Combino las influencias y modas que han marcado épocas, pero sobrevuelo sin pretensión, con una marca propia.